Pensó que ese pobre animalito necesitaba un hogar. Le preparó una suave camita en el cuarto del sótano, así como comida y agua.
Pero Bastian (el gato) le miró con cara de cachorrito y los dos se fueron a la habitación del propietario de la casa. Allí durmieron.
Al día siguiente, Bastian, nuestro buen hombre, se vistió, cogió al gato y se fueron de compras. Compraron una camita para gatos, comida... Y tras esto, volvieron a casa.
De repente, por el camino de regreso, encontraron a un hombre que tenía los ojos rojos y que iba directo hacia ellos. Los dos corrieron hacia su casa. El hombre se acercaba más y más.
Y entonces...
Los alcanzo y empezo a darles billetes de 500€
ResponderEliminarJajajajaja