viernes, 14 de febrero de 2014

Cuento al azar

Había una vez un niño con la cara muy sonriente que pasó junto a una fuente. De repente, vio un castillo en llamas encima de una montaña, donde además, había una flor sobre la que estaba posada una avispa. 
Miró su reloj de pulsera y, en ese preciso momento, alguien le golpeó en la cabeza con un bastón. Del golpe quedó inconsciente y soñó mientras tanto con un dado.También soñó que Tierra explotaba. Mientras observaba la explosión, apareció la fuente que había visto mientras paseaba. Miró hacia otra parte y vio un coche que se saltaba un semáforo en rojo. 
- Lleva "L" -dijo- es un conductor novel.
Volvió a mirar la fuente, pero ¿qué era eso? ¡Un pez con forma de dado! Como si hubiera surgido de  la nada, descendió un OVNI (a su entender desde la Luna) y el alienígena que lo tripulaba salió del vehículo y dijo con acento murciano el marciano:
- ¿Aso qué eh lo que eh? (Traducción: ¿Qué extraño significado tiene esta forma animal?).
Al muchacho le recordó mucho el selenita a un personaje de un libro. En ese instante apareció en su sueño una oveja comiéndose un árbol. En él, colgada de una rama, estaba la llave de la caja fuerte más grande del mundo, la cual se encontraba en el hotel de la esquina. 
Estaba nublado y ¡zas! cayó un rayo en su casa, pero no se dio cuenta porque se encontraba observando a través de una lupa los bichitos que vivían en una flor.
Por efecto del rayo, una pirámide, que tenía en la estantería de su habitación, cayó sobre un libro que tenía la foto de una manzana. ¡Qué curioso! En ese mismo libro utilizaba de separador la "L" de conductor novel. Y en esa "L" el jovenzuelo había dibujado, tiempo atrás, una estrella fugaz.
Ahora el niño se encontraba dentro de su habitación. Se apagó la luz y una flecha se clavó en la bombilla de la lámpara. En la flecha había dibujada una tortuga que se comía una flor.
También había una veleta en su sueño y, en ella, una cabeza sonriente clavada. A su lado se encontraba una balanza que en uno de sus brazos tenía un puente de juguete y, en el otro, un arco iris de dos colores.
El muchachito se giró y vio a la muerte. Él la prendió en llamas con gasolina. La abandonó a sus suerte en la habitación, no sin antes mirar a través del cerrojo de la puerta por última vez.
En el suelo del pasillo había un imán de castillos. Junto en frente de él estaba el castillo que había visto al principio. Por efecto del imán el castillo se le acercó y le cayó encima.
Soñó en el sueño que dormía y lo hizo con un castillo de golosinas. En ese castillo había un puente. Para poder cruzarlo debía resolver un enigma.

(Grupo de los martes)


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